Generalmente usamos la palabra caos para referirnos a situaciones de
desorden y confusión en el mundo o en nuestras vidas. En diversas
tradiciones mitológicas el caos significa un vacío informe e ilimitado
que propició el surgimiento del universo. En la tradición platónica es
un estado de desarmonía que precede un nuevo orden. El I Ching enseña
que el caos trae la tempestad que le permite a la vida florecer
nuevamente. En la Física el témino es utilizado para explicar un sistema
dinámico que evoluciona de acuerdo a la ley determinista, sensible a
pequeñas alteraciones iniciales. De cierta manera todas las definiciones
se encajan. El caos es una palanca para la evolución personal y de toda
la humanidad.
La ley de la evolción es inexorable. Avanzamos por gusto o
imposición, lo que define el grado de dificultad y el tiempo del
proceso. El entendimiento y las elecciones determinan en cada uno los
dolores y las delicias de la travesía.
La vida avanza en ciclos. Ella es un gran ciclo compuesto de
innúmeros ciclos menores, que se comportan como escalas de aprendizaje
en el infinito camino hacia la Luz. Si miramos hacia atrás y prestamos
un poco de atención no tendremos dificultad en identificar diversos
ciclos ya vividos. La casa de los padres, situaciones académicas,
profesionales, afectivas, paternidad o maternidad, lugares diferentes en
los que vivimos, son ejemplos fáciles de vislumbrar, siendo que cada
uno de estos ciclos puede subdividirse en otros. Cada ciclo contiene una
lección esencial para el nuevo tramo de la jornada en el que podemos
ser mejores y diferentes para enfrentar nuevos retos. Cuando nos
rehusamos a aprender la lección el ciclo se repite infinitamente, como
si el tren diera una vuelta en circulo para volver a la misma estación.
¿Quién ya tuvo la sensación de repetir muchas veces una misma situación,
como si fuera un libro ya leído? ¿Te has preguntando por qué aquel
conflicto es tan recurrente? Son señales de que estás aprisionado en un
ciclo. La vida es antagónica a cualquier tipo de prisión. Sí, la vida es
un artesano que te moldea para que seas libre. Para que la página se
voltee definitivamente es necesario darnos cuenta de lo que se necesita
aprender y modificar; entonces el ciclo será finalizado y otro se
iniciará. El fin de un ciclo es necesariamente el inicio de otro nuevo.
Muchas veces permanecemos estacionados en un ciclo por comodidad o
adicción. Consciente o inconscientemente sabemos lo que debe ser
modificado, pero nos falta fuerza, voluntad o dignidad. Entonces surge
la figura maravillosa del caos como si fuera un poderoso martillo que
derrumba viejas formas y conceptos. El viejo mundo queda destruído para
que el nuevo pueda ocupar su lugar empujándonos hacia la evolución.
Al inicio lo desconocido trae miedo e instala desarmonía en las
mentes aún infantiles con la falsa e ingenua sensación de que es el fin
del mundo, cuando en realidad es apenas la persona de la limpieza
arreglando el desorden, botando la basura para reordenar la casa de
manera diferente y mejor. Un nuevo universo comienza a abrirse. Como los
dedos del caos son largos, en aquel momento no podemos entender
exactamente lo que nos trae, provocando que la inseguridad domine las
acciones. A menudo las personas se desesperan.
No obstante, sabemos que gracias a la destrucción provocada por el
caos relaciones adictivas son deshechas para que nuevos lazos surjan,
basados en sentimientos e ideas más nobles; empleos desaparecen para
forzar el rescate de dones y talentos adormecidos que, despertados por
el ruido del colapso, terminan alejando la amargura al presentar nuevas
y, hasta entonces, desconocidas pinturas que comenzarán a colorear el
camino del viajero. La invitación hecha por la muerte trae sentido a la
vida en mentes distraídas; el horror de la guerra muestra el valor de la
paz. Basta prestar atención, las lecciones están a disposición por toda
parte.
Entender y aceptar que todo, absolutamente todo, lo que sucede en
nuestras vidas es para nuestro bien es un concepto extraído de casi
todas las tradiciones y es una de las lecciones instauradas en el caos.
Sólo el distanciamiento propiciado por el tiempo y la claridad de ver,
fruto de una consciencia libre y ampliada, nos permite entender y
agradecer lo que la hoguera del caos incineró en nuestras vidas.
El universo nunca va a confabular con el estancamiento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario